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sábado, 22 de febrero de 2025

Los boches* a las urnas

 Mañana domingo, sabremos cuán ciertas son las encuestas y pronósticos que anuncian el triunfo de la CDU (Union Demócrata Cristiana) (28%)en las elecciones alemanas anticipadas, con qué diferencia de votos se impondrá, si la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD)  (19%), se convierte en la segunda fuerza política del país, o contra todo pronóstico, supera a sus rivales, convirtiendo a la otrora locomotora europea en un caos político considerable, es decir en un gusano loco de Tívoli. Bromas aparte, la cuestión es, aparentemente, entre más europeísmo o más nacionalismo. Porqué aparentemente? Porque la aguja de la CDU se va corriendo a posiciones de la ultraderecha de la AfD en algunas de las políticas más destacadas por las preferencias ciudadanas, es decir la migración. Otro de los temas principales es si Merz logrará recuperar al mayor sector industrial alemán, el automotor, que emplea a decenas de miles de trabajadores, todavía, pero que va entrando en un espiral negativa frente a la competencia china, especialmente en la producción de autos eléctricos.

Friedrich Merz, de CDU, se perfila como el hombre que posiblemente,  liderará la

Así quedó Alemania dividida por
mayorías en los estados y regiones.
 CDU (negro) y AfD (celeste). Apenas se
ven los puntos de los Verdes y SPD.
Alemania de los próximos años después del domingo, el asunto es en compañía de quién, es decir de qué otro partido u otros partidos, si realmente gana las elecciones con el porcentaje previsto. La gran coalición con la SPD o buscará otra coalición menos fiable con los Verdes y el Partido Democrático Libre que no es seguro que alcance el 5% de los votos, límite para entrar en el Parlamento.

 Curiosamente, Merz es un político que siempre estuvo a la sombra de Angela Merkel, antigua Canciller federal y jefa del partido, que según los que han seguido su trayectoria, le cerró el camino a la cumbre de la CDU hasta su renuncia como lideresa. Merz, mientras tanto, se mantuvo detrás de las bambalinas hasta que vio su oportunidad y se convirtió finalmente en líder del partido (2022). Es una persona considerada arrogante, proveniente de la alta burguesía alemana, (incluso de la nobleza por parte de madre) que esperó su momento para subirse al pedestal más alto del partido. Su discurso bien elaborado y con promesas que vuelven a entusiasmar a un porcentaje del electorado, espera imponerse a sus rivales. Sin embargo, según los pronósticos, no alcanzará la mayoría absoluta, ni mucho menos, por lo que estará obligado a formar una coalición de partidos para poder gobernar. ¿Lo hará con la devaluada socialdemocracia de Scholz (16%)? ¿Con los Verdes? (13%). Hasta ahora la alternativa de aliarse con AfD parece imposible por el cortafuego firmado por todos los partidos de no hacer alianzas con la ultraderecha. De todas formas, Merz propone suspender las normas de asilo de la UE, propone la abolición de la autoidentificación de género; la eliminación de la doble nacionalidad; recortes en el sistema fiscal para favorecer al empresariado, hoy en crisis y desesperado por el coste de la energía, el recorte de sus ganancias y marcha del país de las empresas más importantes. 

En tanto Alice Weidel, la líder de AfD, ha hecho un corto recorrido político que ha sorprendido a los más desprevenidos que, hace unos meses atrás, la consideraban una outsider y sin mayores posibilidades de ganar terreno en la escena política. Pero la crisis económica y el discurso xenofóbico contra los inmigrantes, principalmente en el este de Alemania (antigua DDR), le dieron un impulso que preocupa profundamente al resto del espectro político. Es que el discurso de Weidel apoyado en el cierre de fronteras para la inmigración; la deportación masiva de los inmigrantes ilegales; eliminación de los llamados "estudios de género" y retomar las relaciones con Rusia, han ganado las simpatías de los nacionalistas alemanes del este, que siempre mantuvieron latentes sus simpatías con Rusia. También muchos asalariados apoyan estas propuestas porque, si las relaciones con Rusia se normalizan, el coste de la energía basada en el gas y petróleo, volvería a bajar el precio de la electricidad y los combustibles, bajando hipotéticamente la inflación y subiendo el valor real del salario, por lo menos eso es lo que esperan esperanzados.

Olaf Scholz, del SPD (socialdemócrata) ubicado en tercer lugar, está en caída libre por su errática gestión de gobierno como Canciller federal, junto a los Verdes y al Partido Democrático Libre, coalición llamada irónicamente el ”Semáforo”, por los colores que destacan a esos partidos. La crisis provocada por la rotura del semáforo obligó a Scholz a adelantar las elecciones en diciembre pasado para mañana 23 de febrero. Scholz trata de conquistar nuevamente a sus electores con propuestas típicas de la socialdemocracia, tales como el aumento de las prestaciones sociales; subida de las pensiones y aumento del salario mínimo. El problema de la SPD es que al haber aceptado la política exterior de Joe Biden y de la OTAN, cortar la importación de gas y petróleo de Rusia y comprarle a EEUU gas licuado más caro, en apoyo a la guerra de Ucrania, aportando además armas y dinero a Zelensky, como la mayoría de los otros países de la UE, ocasionó una crisis económica sin parangón. Su credibilidad se derrumbó, y de ser el país con más liderazgo político y económico de Europa, se convirtió en un país que hoy Donald Trump lo ignora y desprecia, por lo menos por el momento,  junto al resto de la UE. 

Finalmente, no olvidemos a la Alianza liderado por Sahra Wagenknecht cuyo lema es Por la razón y la Justicia (BSW). Esta organización es un desprendimiento de Die Linke, fundado hace solo menos de un año y con presencia en los gobiernos estatales de Brandenburgo y Turingia. Se lo define como un partido económicamente de izquierda pero socialmente conservador, entre otras cosas porque también está por una inmigración fuertemente controlada.

La CDU y AfD definirán esta carrera en las urnas con toda probabilidad, y si bien los demócratas cristianos parecen bastante seguros del triunfo, muchos se sienten un poco inseguros ante lo imprevisible que puede ser el ciudadano alemán a la hora de votar. Especialmente cuando la sutil sombra de Adolf Hitler todavía sobrevuela las cabezas de tanto ”boche” que, consciente o no, añora al antiguo führer en tiempos difíciles.

*Boche: proviene del francés, un apodo utilizado de forma peyorativa durante la 1aGM y 2aGM por los franceses. (Significa en lunfardo: cabeza dura o terco).





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