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lunes, 28 de mayo de 2012

ROJADIRECTA: Choque de culturas en la cancha de Nacka?

Los partidos de fútbol de las divisiones inferiores  tienen a menudo desenlaces inesperados e incluso injustos. Un ejemplo es el partido que se disputó  el sábado pasado entre Uruguayanska Celeste FF ( Celeste Uruguaya FF), un equipo formado por chicos de familias uruguayas residentes en Suecia, y Nacka Juniors FF, un cuadro de esa comuna vecina a Estocolmo.
En realidad el principal protagonista fue el árbitro que finalizó antes del tiempo reglamentario el partido; contó con cinco expulsados , borró de un pitazo el resultado de 2 a 0 a favor de la Celeste Uruguaya, y paradójicamnete,  le dió el triunfo a Nacka Juniors por la siguiente razón: cuatro de los expulsados eran jugadores celestes, el último faltando unos cinco minutos para el final. Sólo uno del otro equipo vió la tarjeta roja después de golpear brutalmente al mejor de los chicos celestes y dejarlo medio desmayado sobre la gramilla. Y según el reglamento, se comentó en ese momento por los que conocían las reglas, el árbitro podía suspender la contienda si uno de los equipos quedaba con sólo 7 jugadores, o lo podría haber dejado continuar cuando faltaban tan pocos minutos y el resultado era favorable para el perjudicado equipo celeste. No obstante, el Sr. Juez decidió robarle de una forma vergonzosa el partido a la Celeste, que había luchado incansablemente para defender  el 1 a 0 del primer tiempo, y luego, con sólo 8 jugadores, convertir su segundo gol para la alegría desbordante de todo el equipo y de la hinchada, que nos unimos a ese festejo al costado del campo de juego.

 La gran sorpresa (e indignación) es porqué el juez decidió sacar esas cuatro tarjetas rojas a un equipo que iba ganando 2 a 0 y que no tenía ninguna razón ni necesidad para jugar con pierna fuerte ni cometer faltas que ameritaran quebrar la moral del rival, que ya estaba invadido por la impotencia y desmoralización.  Que algunas de esas rojas podían haber sido justificadas por  la torpeza, la falta de distancia o el mal estado de la cancha después de una segunda amarilla, no justifica ese castigo contra la Celeste. La primera conclusión es que sí, con toda la mala leche el árbitro que desde el comienzo se mostró arrogante e injusto, buscó durante todo el partido perjudicar con las amarillas y las rojas al equipo de los chicos celestes. Pero creo que además jugó otra cosa en contra de la Celeste, y fue la presencia de una hinchada de uruguayos, familiares y amigos de los pibes,  que con tambores y la vuvuzela de Miguel, constantemente alentaban a los chicos. Todos más o menos impregnados por la alegría de los últimos títulos logrados por la selección mayor en Sudáfrica y la Copa américa. y las que le siguen en edad; y las ganas de la Celeste Uruguaya de poner en la escena del fútbol amateur sueco, ese color que tanto nos enorgullece. Y para más resonancia, hasta la Cámara Celeste de Sergio Gorzy estaba documentando algunas secuencias del partido.

Sin embargo el Sr Juez quiso otra cosa, y con esas cuatro tarjetas rojas y los tres pitazos finales antes que finalizara el tiempo reglamentario, selló la suerte  de los chicos celestes. Se sintió amenazado por la algarabía de la hinchada y algunos simpáticos "Ave María" cuando metía la mano para sacar una tarjeta? Los tambores y el resonar bastante aislado de la vuvuzela le transtornaron esa virtud de la que tanto se enorgullece el sueco étnicamente puro, es decir : ser racional, imparcial y con « hielo en el estómago », una expresión que significa que uno es frío para analizar situaciones dramáticas y de estrés. Pues no, el Sr Juez fue muy humano como cualquier otro habitante del planeta: fue parcial, injusto, arrogante y con mucha « caldera ardiente en el estómago », es decir, una falta total de criterio para manejar una situación donde su experiencia limitada a partidos de las divisiones más inferiores de la liga capitalina, se encuentra con una hinchada bullanguera y alegre. O será al revés, que cuando un equipo de chicos de otra cultura es alentado por grupos numerosos de hinchas, despierta los prejuicios de aquéllos que poco o ningún conocimiento tienen de otras culturas, y actúan automáticamente rechazando esa forma de expresarse, y perjudicando directamente al equipo que cuenta con un apoyo tan intenso, que estos ignorantes encuentran provocativo? Sólo este pésimo árbitro sabe porqué realmente castigó de esa manera a la Celeste, pero en todo caso no logró que el grupo más indignado de los hinchas lo lincharan, aunque algunos insultos de grueso calibre seguramente golpearon sus orejas de burro, algo que desgraciadamente puede perjudicar aún más la situación del equipo si el juez pretende que se lo suspenda del campeonato. En todo caso el árbitro no pudo arruinar la fiesta posterior alrededor de una parrilla que soportó el peso de varios quilos de chorizos que deleitaron a jugadores y simpatizantes, y que al ritmo nuevamente de los tambores, alegraron la tardecita del sábado en el verde parque Tantolunden. Ojalá que los chicos celestes no se dejen desmoralizar por este injusto episodio, y sigan dándole alegría a la hinchada, aún a pesar de la mala leche de algunos jueces.




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