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martes, 1 de mayo de 2012

La noche de Walpurgis en vísperas del 1 de Mayo

Una hoguera a orillas del lago Maelaren
Cada 30 de abril los países nórdicos celebran la entrada de la primavera, aunque oficialmente comienza antes , y que en sueco recibe el nombre de Valborgmässoafton, parecido al nombre alemán que personalmente  descubrí leyendo el Fausto de Goethe, en aquéllos años de estudiante de liceo.  También conocida como la noche las brujas, el nombre siempre me resultó exótico para una fiesta exótica que celebran salvajamente los estudiantes, una especie de adelanto a lo que se convierte también la fiesta del solsticio de verano en Escandinavia en el mes de junio.

Lo interesante en este contexto es que la noche del 30 de abril los estudiantes desde edades que oscilan entre los 15 y 25 años, se reunen junto a las familias que van con sus chicos en parques y lugares aislados, para ver las grandes fogatas que las autoridades municipales organizan cada año. Luego se marchan a algún lugar donde se reúnen alrededor del Gran Botellón, con los resultados que los titulares de la prensa evocan lacónicamente a la mañana siguiente: drogas, borracheras, peleas con lesionados,chicas violadas, desorden público, cientos de detenidos, policías y personal de ambulancias agotados, etc. La fiesta que en alguna época fue la de celebrar el cambio de estación de la oscuridad y el frío del invierno a la luz y la tibieza de la primavera, en un mundo campesino hoy día idealizado, se ha convertido en una verdadera bacanal que hasta Nerón, el emperador romano, repudiaría. Ver la imagen del día después en los parques es desolador por la basura acumulada entre setos de flores, alrededor de los árboles y en los prados. Aunque como un conocido me comentaba, el lado positivo es que le da trabajo por unas horas a jóvenes que seguramente no participaron de las fiestas, y que se dedican a limpiar los parques y plazas ganando un jornal que se paga doble por ser feriado.

Lo paradójico de toda la farándula es que mientras estos jóvenes estudiantes celebran de esta manera durante la noche del 30 de abril, otros jóvenes junto a veteranos de la lucha sindical, preparan febrilmente las pancartas, banderas, volantes y planifican al mínimo detalle la marcha del día siguiente, o sea la del 1o de mayo. Dos celebraciones que chocan como dos meteoritos en el espacio. Y sin embargo han aprendido a convivir, porque mientras los primeros duermen su borrachera hasta largas horas del día, durante ese tiempo los segundos han desfilado por las calles al ritmo de marchas del movimiento obrero, reivindicando derechos y libertades, justicia y mejores condiciones laborales, salarios y convenios colectivos. Sólo por nombrar algunos. Dos imágenes de una sociedad donde conviven dos tradiciones que unidas en el tiempo y el espacio, se ignoran olímpicamente, porque la suerte quiso que  mientras una se celebra a la luz de las fogatas, la otra lo hace bajo la luz del sol. Y ahora a preparnos para salir a caminar junto a esas banderas que siguen reivindicando una sociedad más justa, porque de esa borrachera es más difícil despertarse.

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