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domingo, 13 de mayo de 2012

Venecia, una ciudad que se hunde lentamente

Un puente para pies no cansados
Visitar Venecia es para cualquier persona que le atraiga la capacidad del ser humano de construir algo bello, ingenioso y fantástico, una meta que alguna vez imaginó como posible entre tantas otras que se cruzan en su vida. Personalmente también yo he sido  receptivo a ese llamado de los puentes, de los gondoleros cantando O sole mío, la magia de los palacios reflejados en los canales y las callejuelas oscuras y frescas. Y celebrar 3 décadas de matrimonio en esta ciudad le da un toque especial. Pero claro, como ese proyecto es compartido por millones de almas curiosas, la ciudad se convierte en un torbellino de gente estresada, perdida en el laberinto de los callejones, agobiadas por el calor y las valijas que arrastran rumbo al hotel por empinados puentes que se imaginan tan altos como el Monte Blanco o el Aconcagua.

San Marcos
Pero por suerte obviando todos esos detalles después del primer día, la ciudad ofrece una serie de paseos, gastronomía y arte que con tiempo y mucho dinero pueden disfrutarse, porque aquí los precios son dos o tres veces más altos que en el resto de Italia. Por eso hay que buscar con lupa algún lugar para el almuerzo donde no te despellejen, comiendo el popular "menú turístico", y en el peor de los casos un "panini", o sea un sandwich de mortadela u otro fiambre. A propósito de este panini, en las caminatas por la ciudad, escuchamos a un argentino decirle indignado a su mujer: - Después de este almuerzo, panini hasta Buenos Aires!

La torre inclinada por el hundimiento del suelo
La arquitectura de Venecia demuestra el poderío de una ciudad independiente donde la habilidad de sus hombres para los negocios, la llevaron a dominar el comercio y el mundo de las finanzas durante varios siglos en el Mediterráneo. Esa grandeza arquitectónica fue construída en base al flujo de recursos que embolsaban hombres cada vez más ricos y poderosos, y que reflejaron en la magnificiencia de sus palacios. A su lado la iglesia católica unida a ese poder político y económico levantó sus templos monumentales que también plasman la capacidad y los infinitos recursos con que contaron los arquitectos que las llevaron del plano a la realidad. Y no hay que olvidar a los ingenieros que hicieron posible ese proyecto de ganarle al mar y a los pantanos el terreno suficiente para levantar a la ciudad. Así Venecia fue la antecesora de centros de poder económico y financiero como Londres o Nueva York.

Un trabajo duro para los que sirven a los turistas
Sin embargo los expertos afirman que la ciudad se hunde, que el mar gana terreno, lenta pero inexorablemente. Un proceso que durará algunos siglos, pero que parece irreversible si es que las nuevas obras de ingeniería que se están construyendo no detienen la amenaza de que desaparezca en el futuro. Lo que sí es difícil de descubrir para el que llega por unos pocos días es conocer el alma de la ciudad, donde están los rincones propiamente venecianos creados por sus propios habitantes. En nuestro recorrido nos encontramos con una anciana octogenaria que descendió junto a nosotros de un vaporetto, un buque del servicio público de pasajeros de Venecia, y nos dijo que había nacido en la ciudad, y allí moriría. Y a la pregunta si no se sentía avasallada por los miles y miles de turistas que invadíamos la ciudad como hormigas, nos respondió alzando los hombros como si no le importara mucho, y dijo con una sonrisa en los labios "que viviendo en Venecia se evitaba el infierno de los autos, motos y otros vehículos que hacen de las ciudades otro tipo de infierno, peor que el de los turistas".

Unida por un largo puente Venecia está la ciudad dormitorio de Mestre, de unos 350 000 habitantes y que ofrece  hoteles muchos más baratos ydonde no es necesario trepar por puentes empinados. La ciudad de los mirlos debería llamarse en realidad, porque cada madrugada y cada atardecer entonan estos pájaros sus mejores trinos para recibir y despedir el día. Hay transporte público que te llevan en quince minutos a Venecia y es muy barato. Una alternativa para los que pensamos que de alguna manera hay que evitar ser esquilmado por los hábiles venecianos, que todavía te hacen los recibos a mano en lugar de usar la moderna tecnología, y dejan la sospecha de que si la gran mayoría todavía hace uso de esta superada forma de acreditar un pago,  la evasión de impuestos debe ser formidable. Pero Italia es así, al estado "va´ fan culo!" y por eso hoy, como Grecia y Espana, el país está como Venecia, con el agua al cuello.

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