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lunes, 4 de febrero de 2013

El paciente venezolano

Hace unos años vi una película, El paciente inglés , un film del cine británico de 1996 cuyo director es Anthony Mingella ambientada durante la 2a Guerra Mundial. De pronto por una asociación de ideas pensé en el presidente Chávez y su convalecencia en Cuba. Si bien no hay nada en común entre el personaje de la película y el presidente Chávez, no pude dejar de pensar en aquél paciente aislado que no quería mostrar su rostro y que se iba muriendo de a poco.

La situación del presidente Chávez sigue siendo un enigma salvo para un pequeño grupo de venezolanos que comparten el poder con el presidente bolivariano y el gobierno cubano que lo arropa en alguna de sus clínicas VIP. El mensaje diario es que el presidente Chávez se recupera, que ya ha superado el momento crítico, que toma decisiones que transmite a sus más cercanos, los cuáles de forma poco convincente repiten a la opinión pública venezolana. El problema es la credibilidad de la recuperación cuando ni los presidentes latinoamericanos que quisieron visitarlo pudieron encontrarse con él según trascendió, ni siquiera hemos podido ver una foto (fuera de la falsa publicada por El País) que muestre realmente que se está recuperando y que puede comunicarse, pensar y tomar decisiones.

 Cuántos intereses políticos y económicos hay detrás de esta estrategia de mantenerlo oculto para las grandes mayorías tal vez sea fácil dilucidar para algunos de los que siguen de cerca este proceso tan misterioso. Por eso se especula: Chávez es un prisionero de los cubanos ya que estos quieren seguir obteniendo beneficios de Venezuela, como el petróleo y otros favores que le dan oxígeno al gobierno cubano. Chávez está muerto y sus seguidores más cercanos quieren ganar tiempo para asegurarse el poder y evitar un desliz político que le permitiría a la oposición ganar unas hipotéticas elecciones presidenciales. Chávez se recupera de verdad y pronto estará frente a las cámaras y un micrófono invocando a Dios y vapuleando a los americanos y a todos aquéllos que se oponen a su política bolivariana.
 Con qué versión quedarse ? Es difícil saberlo cuando el hermetismo oficial parece inexpugnable. Sin embargo hay algo que podemos concluir y es la poca confianza que tiene el presidente Chávez del sistema de Salud Pública de su país. Cuál será el temor que reina en el corazón del presidente Chávez cuando elige una clínica cubana en vez de una venezolana ? Después de tantos años en el poder y con enormes recursos que se habrían invertido en ese sector, uno no puede dejar de preguntarse si no han habido fondos para pertrechar con los mejores profesionales esas clínicas que por la actitud del presidente parece que sólo se dedican al servicio básico de atención de los pacientes, o sea un policlínico de barrio. O será que el presidente Chávez no confía en los médicos del país y teme que le inyecten un cóctel que lo envíe al reino de los cielos cuando se encuentre dormido ?

Que cada uno saque sus propias conclusiones, pero como Hamlet decía, « Algo huele mal en el reino de Dinamarca ». Y es difícil adivinar la fuente de ese mal olor. Esperemos que sea el propio Chávez que alguna vez lo aclare.

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