Es muy difícil no ocuparse de la política exterior de EEUU, cuando para completar el panorama de lo errático de las políticas de la Casa Blanca, en caso que sea el presidente el que las dirige, vemos que se despliegan naves de guerra frente a las costas de Venezuela. La finalidad es, según la fiscal Pamela Bondi, combatir el narcotráfico que su sagrada legislación lo asimila con el terrorismo, y pone como frutilla de la torta al presidente Nicolás Maduro, enemigo Nr 1, como jefe del cártel de los Soles. No hay dudas sobre eso, verdad? porque ha sido calificado y determinado por los organismos de inteligencia, la DEA y quién sabe que otras fuentes serias lo han definido. Pruebas? Bueno, de eso no hay que preocuparse, ya aparecerán, por ahora, basta con los titulares en los medios corporativos y obedientes a los dictados del poder. Esta estrategia nos recuerda viejas épocas gloriosas norteamericanas en décadas pasadas. Para no ser menos, estarán buscando crear su propia Siria en América Latina? Por otras razones, claro.
Desplazar destructores y otros navíos de desembarco con unos 4000 marines según se ha difundido, más la presencia invisible de submarinos, parece ser, por ahora, suficiente para ellos con el fin de “soplar” al gobierno de Maduro del gobierno de Venezuela. Los que conocen de estrategias militares, opinan que es el primer paso con la finalidad de amedrentar, crear preocupación e inseguridad en el gobierno y las FFAA venezolanas. Tal vez sea así, pero que la famosa doctrina Monroe, una vez más, se ponga en práctica como en los viejos tiempos, es otro ejemplo de la práctica “retro” en las políticas de la Casa Blanca, del Pentágono y la CIA. Desestabilizar, crear inseguridad, y si realmente piensan atacar en esa descabellada ofensiva bélica ilegal, como usaron en Guatemala 1954, en Cuba en los 60’, en Panamá en1989, cuando derrocaron al gral. Noriega, son unos pocos ejemplos de un imperio depredador que, inequívocamente, se debilita. Decapitar al gobierno del país que tienen en la mira, como intentó hacer Israel con el ataque por cambiar el régimen de Irán, es una táctica que han probado antes y en el caso de Oriente Medio, ese intento fracasó, porque no cuentan con la reacción de los gobiernos y de su población que, ante las amenazas, se han preparado para lo peor y responden, aunque les vaya la vida en ello.
Venezuela reaccionó como era de esperarse. Maduro llamó el domingo pasado a una movilización de su población para defender la soberanía del país. Decenas de miles de personas se anotaron para formar las filas de defensa, jóvenes y mayores, mujeres y hombres, convencidos de que aunque no vivan en el mejor de los mundos, tienen un territorio, recursos naturales, una cultura y una historia que defender de ese intruso que solo busca poner en el gobierno a una derecha oligarca, entreguista y sumisa al hegemón del norte. Han imitado, con la ayuda de sus colegas refugiados en Miami y Madrid, el reclamo de un gobierno como hicieron Trump y Bolsonaro en su momento, porque no admiten perder, aunque las urnas hayan dicho lo contrario. Hace pocos días los vimos en la capital española en un encuentro que llamaron “seminario por la Libertad y la Democracia”. Allí estaban el venezolano Edmundo Gonzalez, el Guaidó 2.0; el argentino Mauricio Macri, y no podía faltar el uruguayo Luis Lacalle, figura señera de la derecha latinoamericana (por lo menos él se lo cree), Iván Duque, colombiano y, entre otras figuras españolas, Mariano Rajoy y José M Aznar. Es la concepción de libertad y democracia con el mejor ejemplo del momento, la Argentina de los Milei, en el mundo actual, respaldado por EEUU y la UE. No olvidemos que, como un ejemplo de esa libertad y democracia ejemplar que defienden, en el caso de Rumania, hace pocos meses, anularon las elecciones porque había ganado el candidato equivocado. La hipocresía y el doble rasero es lo que predomina en el mundo “libre” de Occidente.
Si la sociedad venezolana cierra filas con su gobierno y FFAA, en caso de un ataque, será probablemente otro Irak, Libia o Siria, para recoger cenizas y escombros, con el propósito de apoderarse de ese petróleo, oro, gas, infraestructuras, etc. que hoy hipnotiza a las élites norteamericanas, sean o no gobierno. Las ambicionan desde hace décadas, antes, durante y después que Chávez desapareció del mapa. Pero no el chavismo, que es una piedra en el zapato de esas élites mundiales.
El hegemón, acostumbrado a decidir el destino de los países latinoamericanos del globo, no respira, insastifecho, en medio de lo que se avecina. Que Rusia, China y la India, junto a los otros miembros de los BRICS, desafíen su poder, es insoportable para los neoconservadores, y el llamado estado profundo, que ya hemos mencionado y que, ante esta decadencia y declinación del imperio, cobra cada vez más protagonismo e importancia en sus intentos de imponerse por la fuerza. Qué dicen los gobiernos de los países progresistas del continente ante la amenaza de una invasión a Venezuela? Se levantan con una sola voz en contra de esa agresión? O también sucumben a la narrativa de Washington y se conforman con bajar la cabeza? Todavía reclaman servilmente las actas de las elecciones pasadas en Venezuela? Acaso ellos tuvieron que mostrárselas al hegemón ?México y Colombia han reaccionado con decisión en contra de los planes bélicos de EEUU. El gobierno de Petro ha informado que el 95% de la cocaina hacia EEUU sale por el Pacifico. Solo el 5% por el mar Caribe. Además, la gran producción de la coca está en Colombia donde hay siete bases militares estadounidenses para combatir esa producción. Qué hacen? Lo tienen prohibido y en lugar de impedir esa producción combaten todo lo que tiene olor a rebelión y comunismo? Simulan combatir la droga pero es el gran negocio de los bancos norteamericanos que atesoran los miles de millones que produce, lavando eso billetes que es parte del oxígeno que mantiene al paciente con vida. Sin embargo, es en el Caribe donde se concentran las naves de guerra de EEUU. Otros callan. Que Trump haya amenazado con apoderarse de Groenlandia, unir a Canadá bajo la bandera estadounidense, el canal de Panamá, y ahora Venezuela, son señales inequívocas del hambre de territorios y de recursos, como en la vieja época colonial. Ya no alcanza con el imperialismo, hay que sumar superficie y lo que hay debajo de la superficie de esos territorios. Marte y la Luna están muy lejos en el tiempo. Los valles de la sabana venezolana, la estepa y la infinita taiga rusas (1), son objetivos a conquistar. Por primera vez, hay una resistencia que realmente les hará pensar dos y tres veces sobre esta aventura. Si la OTAN, por un lado, insiste en derrotar a Rusia, y el Pentágono derrocar a Maduro, estos burócratas acostumbrados a la impunidad, junto a la élite a la que sirven, probablemente terminen como los demás mortales, es decir, bajo un montón de escombros radioactivos. Una persona religiosa diría, por costumbre, que “Dios los perdone”. Yo no lo soy, así que mi mensaje es “que se jodan”, como nosotros nos joderíamos. Creyeron que podían salvarse, pero tampoco para ellos hay salvación, y las naves espaciales de Elon Musk
solo están preparadas para pasear turistas unos poco minutos alrededor de la Tierra, y las bases de la Luna todavía son una maqueta.
(1) En una consulta a DeepSeek, encontré como resultado de la Taiga, un gigantesco contenido de recursos naturales prácticamente inexplorados y sin explotar por limitaciones medioambientales, costos y la actual situación política. Pero vean, si buscan por Taiga rusa, recursos, lo que hay para conquistar si Rusia fuera debilitada y dividida en caso de que el globalismo depredador triunfe en el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Le agradecemos su comentario referido al tema. Cada aporte es una gota de reflexión sobre temas que interesan o preocupan. Suscríbase si desea seguir leyendo las notas y relatos de este blog.Es gratis.