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En Suecia existe una ley desde 1979, que penaliza el castigo físico a los niños. Se intima al menor a denunciar a las autoridades sociales o a la policía en caso que esto suceda. Incluso hay organizaciones que atienden llamadas urgentes de menores que han sido objeto de castigos y luego aconsejan al chico o chica cómo hacer esa denuncia si ese es su deseo. Los que defienden la ley explican que si un adulto va a la cárcel por pegarle a otro adulto, porqué no iba a recibir el mismo castigo un adulto que golpea a un menor, aún siendo su hijo. La ley debe ser igual para todos, argumentan convencidos de que la ley ha influido en muchos padres que se la piensan dos veces antes de castigar a sus hijos.
El tema además es que en Suecia muchos se burlaban de que en Italia había gente que reaccionaba contra lo que en general aquí muchos están convencidos, es decir que los padres suecos no golpean a sus hijos. Pero la mala fortuna quiso que apenas dos días después del incidente del la Ciudad Vieja se publicara un informe sobre la violencia en lo hogares suecos. Y las estadísticas frías e inexorables muestran que la violencia contra los menores de edad ha aumentado, según los investigadores de la fundación Allmäna Barnhuset.
En 2010 se hicieron más de 2500 denuncias por maltrato a menores entre 0 y 6 años. Según los investigadores unos 20 000 niños entre las edades de 0 y 12 años son objeto de algun tipo de castigo físico cada año. A pesar de la legislación que protege a los niños la costumbre del castigo no desaparece porque al parlamento y las autoridades decidan prohibir el castigo y penalizar a los padres. Una cultura familiar donde todo lo que ocurre entre las cuatro paredes del hogar es sólo es asunto de los padres, léase del patriarca, impide que miles de niños puedan evitar ser castigados.
Qué pasó entonces con el padre padrone todavía detenido? El martes pasado declaró ante el juez. La sentencia se conocerá en los próximos días, pero en el aire queda suspendida la pregunta de si este episodio despertará la sensibilidad en muchos padres que acostumbran a castigar a sus hijos y si entederán que el diálogo y el cariño es el mejor método para corregir lo que se entiende es un mal comportamiento, y así comprender la situación por la que pasa el chico y ser comprendidos en el ejercicio de autoridad que tanto la madre y el padre se arrogan como responsables de su educación, y que respetando al chico se respetan a sí mismos.
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