La doble derrota en las urnas y en la Bombonera

La estupidez, se dice, tiene los siguientes atributos: ignorancia, egoísmo, cobardía y codicia La selección de fútbol argentina perdió 0-2 con su similar Uruguay el jueves pasado, en un partido por la Eliminatorias sudamericanas. La derrota le quitó un largo invicto y el brillo de Campeón Mundial del que se ufanan los argentinos, y con razón. Nosotros los uruguayos recordamos el maracanazo de 1950 todos los años. Sin embargo este domingo la política y el balotaje le dio la oportunidad de una revancha al pueblo argentino, que como nosotros los uruguayos, tanto en el fútbol como en la política, somos gente que abrazamos con pasión esas dos preferencias.

  

Por eso el triunfo electoral por amplio margen de La Libertad Avanza de Javier Milei, frente a Unión X la Patria de Sergio Massa, causó sin dudas mucha sorpresa y desazón en los votantes peronistas, progresistas y de izquierda, al entregarle el gobierno al candidato ultraliberal con una mayoría del 54% de los votos, fue goleada, cuando su programa es considerado, por la mayoría de los economistas y expertos en estos temas, como un proyecto que acarrearía grandes riesgos para la mayoría de los ciudadanos. La razón es por dejar libre a las posibilidades económicas y sociales de cada uno, en un mercado libre y abierto, la remota oportunidad de poder acceder a los servicios esenciales, como la educación, la salud, la alimentación y la vivienda, entre otros. 

Las medidas proclamadas por Milei en campaña no dejaban dudas de sus intenciones privatizadoras, extranjerizantes y arrasadoras de las políticas sociales, educativas, de salud, etc.

La personalidad del nuevo presidente argentino ha sido puesta en duda por su clara inestabilidad psicológica en situaciones de estrés, o por el marcado histrionismo en los actos de campaña, prometiendo políticas que como ya señalamos, arrasarían con la producción nacional de bienes y servicios, la eliminación del Banco Central, la reducción del estado al mínimo, etc. con el repetido mantra de ir contra la “casta”, empuñando una motosierra encendida que echaba humo, sin mayor pudor, al contrario, exagerando con gritos y sacudones de su cuerpo, en una especie de paroxismo irrefrenable. 

Ir contra la ”casta”, es decir contra todo el andamiaje político del estado y sus integrantes que tanto mal le han hecho al país, afirma Milei, sirvió para encender la mecha de la bronca de la gente, y que esta  explotara en las urnas después de tantos años de privaciones (4 de cada 10 argentinos están por debajo de la línea de pobreza) y eligieran al nuevo mesías, como si fuera la ultima oportunidad para salir del pozo.

Nadie tiene la bola de cristal para saber qué va a pasar con Argentina cuando asuma su gobierno dentro de pocas semanas, ya que por ahora se sabe poco de cómo este estará integrado. Sí se sospecha que el expresidente Mauricio Macri, probablemente uno de los arquitectos del triunfo de Milei, un Machiavelo moderno, maneje los hilos del gobierno junto a otros aliados de Juntos X el Cambio, e impongan sus figuras más importantes en los ministerios claves del país, economía, relaciones exteriores, interior, etc.

Con aquél escenario preelectoral,  el león que rugía contra la casta, la del estado por supuesto, no la de las grandes empresas privadas, industriales y financieras como estaba a la vista, aunque no lo dijera abiertamente, para enterarnos poco después que terminaría abrazando al poder real, para llegar a la cima, sin experiencia y fuerte desconocimiento del manejo del estado, como pudo comprobarse en su último debate con Sergio Massa. El león se convirtió después de la derrota de las PASO en octubre pasado en el gatito maullador de Macri para el balotaje. Otro fenómeno a destacar en estos comicios fue el voto mayoritario que obtuvo Milei en las provincias y el escaso margen favorable de Massa en el conurbano de BsAs, donde se esperaba mejor resultado.

La maquinaria para seguir ampliando la famosa grieta social en el país está pronta con sus excavadoras para que la ”casta privada” de los Mauricio Macri, Santiago Caputo, Sebastián Braun, que aportó 30 millones de pesos para la campaña según Página 12, continúen con el objetivo de seguir enriqueciéndose a costa de los trabajadores, jubilados y clases medias, pequeños y medianos empresarios, que emigrarán probablemente masivamente a países vecinos y más lejanos si se cumplen los pronósticos de una destrucción de empleo formidable, como durante ”el corralito” de los ´90. Solo hay que asomarse a la ventana de la historia.

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