Las protestas y presiones finalmente obligaron a los legisladores multicolores a considerar algunas excepciones, como por ejemplo sectores dentro de la industria de la construcción, y se contemplarán, en caso de que se compruebe, los reclamos de los trabajadores cuya ocupación por su exigencia física, les daría el derecho a jubilarse anticipadamente por razones de salud o exigencias físicas impracticables que determinará una comisión especial.
El gobierno se llena la boca, por supuesto, con elogios y nuevas falacias sobre quiénes se beneficiarán en el futuro con la reforma, ”Las jubilaciones más bajas serán las más beneficiadas” — apostó sin sonrojarse el presidente Lacalle, que sentenció sonriendo para confirmarlo con una de sus famosas metáforas que pasarán a la historia: ”Se le agregó agua a la leche, pero sigue siendo leche” — dijo en un momento de inspiración sublime, de esas que se le escuchan a menudo. Le faltó agregar que tenía también mucha miel.
La ley original presentada por Lacalle tuvo que pasar por el rodillo y cedió ante sus aliados y admitió algunas modificaciones, obligado si quería aprobarla, ya que originalmente el texto era aún más clasista y regresivo en cuanto a derechos e ingresos, así como perjudicial para los sectores que tanto el Partido Colorado y Cabildo Abierto, los socios mayoritarios del gobierno, deseaban proteger de la guadaña del ejecutivo.
En resumen, los asalariados deberán trabajar más años y tendrán menos ingresos (se calcula un 40-45% del promedio de los últimos salarios) )en caso de que las personas tengan la capacidad física y mental de seguir en el oficio o profesión hasta los 65 años, y ni qué decir de los que viven de las ”changas” o trabajos ocasionales, o de las zafras de estación, esas y esos tendrán que trabajar hasta que se mueran. Las viudas y las personas afectadas por discapacidades también serán perjudicadas en un ejemplo más de insensibilidad y recorte al gasto del estado, la obsesión de los neoliberales. Porque la conclusión es que la reforma en todo caso el resultado final es un recorte fiscal a costa de los asalariados.
Una reforma a pedido de boca para los ”manya oro” (1) las élites que dirigen detrás de las bambalinas a este
gobierno y a todos los que han perdido la dignidad de gobernar para todos los ciudadanos, beneficiando aún más a sectores privilegiados y grandes empresas, nacionales e internacionales. Es obvio que solo son
los trabajadores los que financiarán la “reforma social” donde les quitarán aún más ingresos durante su vida laboral por la pérdida de salario real y tendrán menos ingresos durante sus últimos años de vida, y más corto serán los años de jubilación. Los dueños del capital salen inmunes sin aportar en esta ocasión para los fondos del Banco de Seguridad Social (BPS) ni un sólo centavo de sus fortunas o ganancias, acuñadas por el trabajo de sus empleados. Así se justifica ver cómo se relamen y restriegan las manos los beneficiados de ese generoso regalo.
La oposición FA tendrá el desafío de cambiar esa ley, en caso de ganar las elecciones y lograr formar gobierno en 2024. Así se ha prometido por los parlamentarios de la alianza de izquierda y progresista, con una movilización que ya se inició con la meta de llegar a todos los rincones del país con esa información objetiva de las consecuencias de esta ley y otras reformas del gobierno herrerista, que no solo le reducen ingresos a los asalariados, sino derechos, al mismo tiempo que las decisiones y actos de autoritarismo son más descarados y frecuentes en diferentes ámbitos de la sociedad. Los sindicatos organizados en la central PIT-CNT marcharán este 1o de Mayo protestando contra esta ley y otros reclamos de los diversos sectores que forman parte del colectivo asalariado. También discuten la posibilidad de un plebiscito para intentar mostrar el amplio repudio a la ley, pero no un referéndum ya que este tipo de ley sobre seguridad social no puede anularse por ese medio sino con una nueva legislación.
A medida que se les desliza el poncho blanco al ejecutivo y a los parlamentarios multicolores, se les descubren el síndrome de cleptocracia* y las desvergüenzas del trasero de una ideología deshumanizada y elitista, que solo encuentra calma ”manyando oro”, por delante y por detrás.
(1) Sarcasmo al ”malla oro”, acuñado en otra inspiración inolvidable por el presidente Lacalle, o que le sopló
en el oído algún comedido de su oficina de publicidad. Manya es la adaptación del verbo italiano mangiare al castellano que fue popularizado por el lunfardo en el Río de la Plata.
Mangia che ti fa bene! (Come que te hace bien!)
(*) Se conoce como cleptocracia al sistema de gobierno que, en lugar de buscar el bien común, está centrado en el enriquecimiento de sus propios dirigentes y otros beneficiados.
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