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lunes, 26 de agosto de 2013

Cuando tenga 64 años

Muchos recordarán aquélla canción de los Beatles When i'm 64 que los de mi generación escuchábamos en nuestra adolescencia y primera juventud. Hoy por una casualidad volví a escucharla y me inspiró para escribir unas líneas, pensando en aquéllos años. Entonces parecía muy lejano ese momento, es decir llegar a los 64. Teníamos la fuerza y el entusiasmo de nuestros años jóvenes, todo un mundo por delante a conquistar. Sí, los 64 estaban lejos y sólo con la canción de los Beatles podíamos fantasear una edad semejante. Pero cantábamos con alegría esas palabras llenas de esperanza y humor de aquéllos genios que todavía planean sobre nuestras vidas.

"Cuando sea mayor perderé el cabello
pasarán muchos años a partir de ahora
¿Seguirás enviándome un regalo en San Valentín,
un saludo de cumpleaños, una botella de vino?"

Sí, en inglés sonaba más lindo, tal vez, pero era más divertido comprender todo el texto cuando nuestro inglés era del nivel de Tarzán. Por eso traducíamos de a poquito, hasta lograr comprender la idea.
En todo caso la diosa fortuna me ha llevado hasta aquí, es decir hasta los 64, a veces con todos los pronósticos en contra, a veces con ellos a favor. Como tantos otros hemos pasado por esa situación en que nos enfrentamos a decisiones difíciles, las propias o las ajenas, que también nos afectaban directamente. Seguramente estimado lector/a, usted estuvo también frente a una reflexión similar o parecida en temas del corazón:

 Cuando tenga sesenta y cuatro años. 
Tu estarás más vieja también, 
Pero si pronuncias esa palabra
podría quedarme contigo. 
Todavía me necesitarás,
me alimentarás todavía,
cuando tenga sesenta y cuatro?“

Y claro, esa palabra te amo que no se dice, depende de muchas variables ya que las condiciones para la convivencia pueden ser muy distintas para cada uno, y eso de si me vas a alimentar lo interpreto como un símbolo del alimento amoroso para que la relación no se muera de inanición. O a lo mejor era un deseo expresado a una buena cocinera. Pero qué mejor argumento en el arte de la seducción que prometer lo siguiente con el humor punzante de la banda de Liverpool?

“Podría ser útil, arreglar un fusible
Cuando se haya cortado la luz
Y tú puedes tejer un suéter
junto a la chimenea 
y los domingos por la mañana  salimos
a dar un paseo”. 

Y si eso fuera poco porque hay que plantar algunas flores o arrancar la mala hierba, siempre hay ocasión para cantar mientras el escardillo o la azada hacen su trabajo:

“Haciendo el jardín
 quitando las malas hierbas, 
¿Quién podría pedir más.
Cada verano podemos alquilar una casa de campo
en la Isla de Mallorca,
si no es demasiado caro. 
Vamos a escatimar y ahorrar.
Y los nietos sentados en las rodillas 
Eliot, Lucas y Max.

Envíame una postal
Escríbeme unas líneas
Dime tu punto de vista
Indica con precisión
Lo que quieres decir.

 Y luego escribirás
Le saluda atentamente,
Sabes? Estoy consumiéndome.
 Dame tu respuesta,
 rellena esa postal
Y recuérdame para siempre.

¿Me necesitarás todavía,
me alimentarás todavía, 
Cuando tenga sesenta y cuatro años?

Sí, una canción que todavía me gusta escuchar, y disculpen ciertos cambios en la letra, pero quedaban mejor en el contexto de esta reflexión. Los años pueden ser una pesadilla o un sueño que un día se acabará, pero es nuestra pesadilla o nuestro sueño, y siempre estarán ahí, ellos los Beatles para entregarnos un cacho de alegría, hacernos pensar con sencillez sobre temas profundos.
Ya los cumplí a los 64, y solo puedo decir que sigo cambiando fusibles y plantando flores con la chica que al final me envió la postal. Y hoy el sol todavía brilla en mi balcón. Gracias queridos Beatles!

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