Tirando a matar?

La policía sueca está siendo cuestionada por el uso de armas de fuego en situaciones que muchos se preguntan, -juristas, familiares, periodistas entre otros- si esas reacciones violentas están justificadas. En los primeros meses de 2018 siete personas han sido heridas de muerte por la policía. El último acontecimiento más cuestionado ocurrió la semana pasada cuando un hombre de 30 años, autista y con síndrome de Down, fue abatido de varios disparos por una patrulla policial. El suceso conmovió por supuesto a la opinión pública, con la pregunta de cómo los policías no pudieron discernir que se trataba de una persona con las características antes señaladas, debido a que el aspecto físico, su rostro con muy marcado síndrome de Down y comportamiento (una personalidad de un niño de 3 años, según los padres) , indicaba que era un joven con una conducta y aspecto fuera de lo normal.

La policía aduce por lo que se conoce hasta ahora en declaraciones a la prensa de los voceros de la propia autoridad y del fiscal, que el muchacho (lo llamaremos Adán) portaba un arma. Pero no era un arma de verdad, sino un copia de menor tamaño además,  de un arma de la que no conocemos todavía sus características. Los policías también afirman que estaba oscuro en el portal donde se encontraba Adán y no podían ver con claridad sus facciones. Además otro argumento conocido es que en esa misma dirección se había denunciado anteriormente un caso de violencia con amenazas de muerte,  contra una mujer, y en un momento creyeron que se trataba del individuo que había sido denunciado. Pero esa persona ya había sido detenida en abril pasado y estaba en espera del fallo del juez por ese delito, algo que al parecer no sabían o no fueron informados los miembros de la patrulla. Pero en realidad nadie había hecho denuncia alguna por lo que ese argumento es de dudoso valor.

Por las declaraciones de testigos, que se filtraron en los medios y en las redes sociales, a pesar que eran casi las 4 de la mañana, la claridad es ya bastante intensa por ser los días todavía más largos que las noches en esta región del hemisferio norte, y el sol todavía oculto, ilumina la atmósfera que expande una claridad bastante intensa. Un video tomado por un vecino desde una ventana muestra la llegada de la patrulla al portal donde se encontraba Adán, y la luz de la madrugada expone claramente a los policías y al entorno. No sabemos cuál fue el comportamiento de Adán en ese momento, si con esa arma de juguete (para 5 años, afirman los padres) amenazó a los policías, si dijo algo, pero la reacción policial fueron tres disparos (según un testigo)  y más de un policía disparó contra el joven, recibiendo este heridas mortales. En el hospital se confirmaría su fallecimiento.

La pregunta que uno se hace es porqué no se disparó primero al aire para advertirle de la situación, porqué tuvieron que disparar a matar en vez de disparar a herirlo en las piernas, algo que está prescrito en la rutina policial, por ejemplo. Pasados unos días del lamentable suceso la fiscalía investiga, mientras internamente la misma policía también lo hace. Varios juristas suecos se preguntan cómo es posible que los policías implicados en acontecimientos que tienen como resultado personas que han sido abatidas por las balas policiales, muertos o heridos graves,  no sean investigados por una autoridad independiente; que los policías implicados continúen en servicio activo en vez de apartarlos de su trabajo hasta que los hechos sean aclarados; que no estén aislados para evitar que se pongan de acuerdo en sus declaraciones. O sea, según estos juristas, este país carece de rutinas importantes para aclarar estos hechos trágicos  y darle a los ciudadanos la oportunidad de conocer la verdad sobre lo ocurrido,
y aumentar así la credibilidad en la autoridad policial, que en teoría está para protegerlos. Por ahora cada suceso como este está bajo la duda y la incertidumbre.