La campaña electoral del Guasón de La Casa Blanca

 

 

Así como el héroe Superman se recupera después

de ser sometido a  un ataque de kryptonita, así parece haberse ”recuperado” en pocos días Donald Trump, presidente de EEUU, del Covid19, según la versión de la Casa Blanca que lo sacó a pasear en la limusina presidencial en los alrededores del hospital donde estaba internado. 

El súper-héroe, abarrotado su cuerpo con un cóctel de diversos medicamentos, productos químicos inyectados, algunos todavía sin la licencia autorizada como el Regeneron, según han informado los medios en EEUU, alardea de que nadie mejor que él conoce la acción del virus y a sus 74 años todavía puede vencer al CoBicho que se ha llevado a la tumba más de un millón de vidas en el planeta. Así como a los cadáveres se los satura de formaldehído para conservarlos hasta la sepultura, Donald el Inmortal transita por Washington DC como una momia parlanchina prometiendo que hará a EEUU aún más grande, algo que cada vez está más en duda pero las apariencias, las verdades y mentiras tienen distintas lecturas.

Las masas enardecidas de todas formas rugen a su paso como si fuera el astronauta que puso por primera vez un pie en la luna y levanta del sofá a los más haraganes que quizás no pensaban ir a votar dentro de cuatro semanas. Donald Trump, como en el Show de Truman, que se ha puesto de moda entre muchos presidentes, pienso en un petiso con ínfulas de rey, invade los hogares a través de la pantalla del televisor 

Mike Pence, el vicepresidente que se relamía por asumir la presidencia por algunos días o semanas hasta las elecciones del 3 de noviembre, tal vez tenga que seguir conformándose con el papel de segundón, si el Show de Trump se cumple a pie de la letra. 

En tanto el candidato del Partido Demócrata, Joe Biden, se muerde los puños ante la jugarreta del Guasón de la Casa Blanca. Creíamos que la ficción de un mundo montado como un show era una utopía? Bueno, con personajes como Donaldus Tramposus la realidad nos golpea los ojos para convencernos de que no es ficción. 

Como siempre, la democracia más perfecta del planeta nos guía por el camino de la libertad.