Muchos recordarán aquélla canción de los Beatles When i'm
64 que los de mi generación escuchábamos en nuestra adolescencia y primera
juventud. Hoy por una casualidad volví a escucharla y me inspiró para escribir unas líneas, pensando en aquéllos años. Entonces parecía muy lejano ese momento, es decir llegar a los 64.
Teníamos la fuerza y el entusiasmo de nuestros años jóvenes, todo un mundo por
delante a conquistar. Sí, los 64 estaban lejos y sólo con la canción de los
Beatles podíamos fantasear una edad semejante. Pero cantábamos con alegría esas palabras llenas de esperanza y humor de aquéllos genios que todavía planean sobre nuestras vidas.
"Cuando
sea mayor perderé el cabello
pasarán
muchos años a partir de ahora
¿Seguirás
enviándome un regalo en San Valentín,
un
saludo de cumpleaños, una botella de vino?"
Sí, en inglés
sonaba más lindo, tal vez, pero era más divertido comprender todo el texto
cuando nuestro inglés era del nivel de Tarzán. Por eso traducíamos de a poquito, hasta lograr comprender la idea.
En todo caso la diosa fortuna me ha llevado hasta aquí, es
decir hasta los 64, a veces con todos los pronósticos en contra, a veces con
ellos a favor. Como tantos otros hemos pasado por esa situación en que nos
enfrentamos a decisiones difíciles, las propias o las ajenas, que también nos afectaban directamente. Seguramente
estimado lector/a, usted estuvo también frente a una reflexión similar o parecida en temas del corazón:
“ Cuando tenga sesenta y cuatro años.
Tu
estarás más vieja también,
Pero si
pronuncias esa palabra
podría
quedarme contigo.
Todavía
me necesitarás,
me
alimentarás todavía,
cuando
tenga sesenta y cuatro?“
Y claro, esa palabra te amo que no se dice, depende de muchas variables ya que las condiciones para la convivencia pueden
ser muy distintas para cada uno, y eso de si me vas a
alimentar lo interpreto como un símbolo del alimento amoroso para que la relación no se muera de inanición. O a lo mejor era un deseo expresado a una buena cocinera. Pero qué mejor argumento en el
arte de la seducción que prometer lo siguiente con el humor punzante de la banda de Liverpool?
“Podría
ser útil, arreglar un fusible
Cuando
se haya cortado la luz
Y tú
puedes tejer un suéter
junto a
la chimenea
y los domingos
por la mañana salimos
a dar
un paseo”.
Y si eso fuera poco porque hay que plantar algunas
flores o arrancar la mala hierba, siempre hay ocasión para cantar mientras el escardillo
o la azada hacen su trabajo:
“Haciendo
el jardín
quitando las malas hierbas,
¿Quién
podría pedir más.
Cada
verano podemos alquilar una casa de campo
en la
Isla de Mallorca,
si no
es demasiado caro.
Vamos a
escatimar y ahorrar.
Y los
nietos sentados en las rodillas
Eliot,
Lucas y Max.
Envíame
una postal
Escríbeme
unas líneas
Dime tu
punto de vista
Indica
con precisión
Lo que
quieres decir.
Y luego escribirás
Le
saluda atentamente,
Sabes? Estoy
consumiéndome.
Dame
tu respuesta,
rellena esa postal
Y recuérdame
para siempre.
¿Me necesitarás todavía,
me
alimentarás todavía,
Cuando
tenga sesenta y cuatro años?
Sí, una canción que todavía me gusta escuchar, y
disculpen ciertos cambios en la letra, pero quedaban mejor en el contexto de
esta reflexión. Los años pueden ser una pesadilla o un sueño que un día se
acabará, pero es nuestra pesadilla o nuestro sueño, y siempre estarán ahí, ellos los
Beatles para entregarnos un cacho de alegría, hacernos pensar con sencillez sobre temas profundos.
Ya los cumplí a los 64, y solo puedo decir que sigo
cambiando fusibles y plantando flores con la chica que al final me envió la postal. Y hoy el sol todavía brilla en mi balcón. Gracias queridos Beatles!